La interfaz de usuario (UI) es el punto de encuentro entre el usuario y las herramientas digitales, lo que la convierte en una pieza clave para garantizar la ciberseguridad en los sistemas empresariales.
En este artículo, analizaremos cómo una UI poco efectiva arriesga a los usuarios a ataques cibernéticos y revisaremos medidas para minimizar vulnerabilidades y promover prácticas seguras.
¿Qué es la interfaz de usuario?
La interfaz de usuario en un sistema es un espacio gráfico visible que sirve para que los usuarios puedan interactuar con el software.
Para que un humano pueda comunicarse con una computadora necesita entenderla. Por ello la interfaz de usuario es un medio eficaz para presentar la información a los usuarios y que ellos puedan evaluarla e interpretarla.
Esta debe ser amigable, lo que significa que tiene que ofrecer una experiencia de interacción fluida en la que el usuario pueda comunicarse fácilmente con su dispositivo o software.
Cuando una interfaz de usuario proporciona respuestas a través de gráficos visuales, sonidos claros y opciones táctiles útiles, será comprensible para el usuario y podrá utilizarla sin dificultad.
La claridad de la UI puede aumentar la confianza del usuario en sus sistemas e incluso le ayuda a identificar actividades sospechosas y evitar prácticas de riesgo.
Elementos visuales como logotipos, colores, tipografías y disposición de los menús le facilitan al usuario la identificación de cualquier anomalía.
Por ende, una buena implementación de UI es clave para proteger la ciberseguridad de los usuarios, pues con una interfaz accesible y sencilla de entender, las medidas de prevención son más intuitivas.
Características clave para una UI cibersegura
Es importante que las empresas puedan encontrar en las interfaces de usuario seguridad y tranquilidad. Conocer su funcionamiento y poder darles un uso eficiente, es clave para que puedan detectar irregularidades que pongan en riesgo los sistemas.
Familiaridad
La interfaz de usuario debe ser comprensible, y para ello resulta esencial que se utilicen metáforas que remitan a conceptos ya conocidos por los usuarios, como íconos o gestos familiares.
Por ejemplo, un ícono comúnmente reconocible es aquel que se simboliza con un candado y refiere seguridad, si este se instala en el diseño, ayuda al usuario a entender en qué áreas o momentos se cuenta con protección, lo cual reduce el riesgo de manipulación incorrecta.
Si los usuarios cuentan con elementos familiares en su interfaz, se reduce su curva de aprendizaje y aumenta su confianza al interactuar con el sistema.
Diseño adaptable
Cuando una UI está destinada a varios tipos de pantalla esta deberá estar homogeneizada para mantener la coherencia visual y funcional (a esto se le llama Responsive Design), sin importar el dispositivo.
Lo anterior implica tipografías, colores y patrones de interacción consistentes. Una interfaz de usuario uniforme permite a los usuarios cambiar de un dispositivo a otro sin perder contexto.
Dicha consistencia y coherencia ayudará a que el usuario pueda identificar comportamientos sospechosos.
Por ejemplo, si un usuario activa la autenticación de dos factores, 2FA en un dispositivo, la interfaz debe proporcionar la misma experiencia visual y funcional en el otro dispositivo.
Si el usuario no ve este contraste debería de detenerse ante indicadores de inseguridad.
Predictibilidad
La interfaz de usuario del sistema debe ser predecible y evitar que los usuarios desconozcan por completo cómo utilizarlas, ya que esto aumenta el tiempo y esfuerzo necesario para cumplir tareas.
Elementos como menús intuitivos, respuestas esperadas ante acciones, facilitan una navegación fluida y sin frustraciones.
La predictibilidad de la UI juega un papel crítico para fomentar comportamientos seguros.
Existe un estándar en la colocación de funciones y botones en determinados lugares, esto asegura que los usuarios puedan acceder rápidamente cuando las necesitan y realizar acciones críticas con más cuidado.
Recuperabilidad
Ante los errores, la interfaz de usuario debe ser capaz de recuperarse pues, aunque son inevitables, deben manejarse de manera proactiva.
Deben incluirse opciones de deshacer, confirmaciones antes de acciones críticas y mensajes claros sobre cómo solucionar el problema.
Por ejemplo: La confirmación de borrado. Cuando oprimes el ícono de la papelera para eliminar un archivo aparece el mensaje “¿Deseas mover el elemento a la papelera?” Este tipo de funciones ayuda a los usuarios a reflexionar antes de tomar decisiones que podrían poner en riesgo la protección de sus datos.
La capacidad de recuperación actúa como una línea adicional de defensa que mitiga riesgos de ciberseguridad derivados de errores humanos.
Diversidad de usuarios
Hay una gran variedad de usuarios con diferentes niveles de conocimiento (principiantes-expertos), así como personas con discapacidades.
La inclusión de accesibilidad, como compatibilidad con lectores de pantalla, tamaños de texto ajustables y navegación mediante teclado, garantiza que todos los usuarios puedan interactuar efectivamente con la interfaz, lo cual a su vez hace que puedan entender, implementar y responder adecuadamente a las medidas de protección.
Por ejemplo, las alertas críticas, como intentos de inicio de sesión sospechosos, deben ser compatibles con tecnologías de asistencia, las cuales pueden garantizar que las personas con discapacidades visuales puedan actuar rápidamente.
Detección y mitigación de errores en la interfaz de usuario
Los errores que afectan la experiencia del usuario al interactuar con un software se llaman bugs, y pueden tener un impacto negativo en la funcionalidad del sistema en cuanto su imagen, capacidad de interacción, errores en la navegación, problemas de accesibilidad e incapacidad de adaptabilidad.
Esto puede ser peligroso pues los atacantes pueden eludir mecanismos de autenticación y acceder a los datos sensibles, inyectar código malicioso y llevar a los usuarios a prácticas inseguras.
Detengámonos un poco en cada uno de los bugs que pueden presentarse y veamos cómo pueden remediarse.
Sistemas no usables
La usabilidad se refiere al desempeño de los usuarios en el uso de los sistemas.
Si un software no es usable significa que los usuarios no pueden utilizar el producto efectivamente y que, por lo tanto, no cumple correctamente con el propósito para el que ha sido diseñado.
Cuando una UI no es usable puede contener entradas no validadas o botones inseguros que los atacantes podrían aprovechar mediante inyecciones SQL, que ingresan código malicioso a los sistemas y le permite al hacker acceder y manipular datos confidenciales.
En el libro Usability Engineering (1993), Jakob Nielsen refiere que una interfaz de usuario es usable si: resulta fácil de aprender y memorizar, minimiza los errores que pueda cometer el usuario y obtiene la satisfacción del mismo.
Claramente, las UI que no son usables pueden significar un peligro para la ciberseguridad, y para prevenir dicho peligro dejamos las siguientes recomendaciones:
- Verificar que los campos de información en donde se ingresen datos sensibles estén validados antes de enviarlos.
- Asegurar que las acciones que pueden realizar los usuarios tengan diferentes niveles de acceso.
- Confirmar que la interfaz que utilice la empresa lance mensajes de error concisos y claros de manera oportuna.
- Garantizar que los usuarios no se vean en la necesidad de buscar atajos o soluciones no oficiales.
Controles incorrectos
Los controles de una interfaz de usuario abarcan menús, desplegables, botones, checkboxes, campos de texto, etiquetas, íconos, notificaciones, etc. Si se emplean de manera incorrecta podrían poner en riesgo las operaciones de las empresas.
Un menú estructurado incorrectamente puede revelar información sensible y permitir el acceso a funciones no autorizadas a usuarios sin llave. Esto resultaría en brechas de seguridad y comprometería datos críticos.
Por otro lado, los botones mal diseñados incentivan acciones no intencionadas, como la eliminación accidental de datos importantes. Si un usuario no es capaz distinguir claramente entre diferentes botones, podría realizar acciones que afecten negativamente el funcionamiento de la empresa.
De manera similar, el uso inadecuado de íconos genera interpretaciones erróneas, llevando a los usuarios a realizar acciones no deseadas.
Y por último, las notificaciones mal diseñadas facilitan el engaño al usuario, haciéndolo más susceptible a ataques de phishing.
Si una notificación no es clara, el usuario podría ser inducido a realizar acciones inseguras, como ingresar información confidencial en un sitio no confiable.
¿Qué pueden hacer los usuarios de las empresas para lidiar con controles inadecuados?
- Leer detenidamente las etiquetas antes de presionar los botones, asegurándose de entender completamente la acción que realizará.
- Si aparecen en el menú opciones que no reconoce, proceder con cautela y preguntar al desarrollador sobre el cambio.
- Cuando haya íconos que no se alineen con las convenciones standard, es mejor pasar el cursor por encima para ver la información antes de darle clic.
- Silenciar o desactivar las notificaciones de aplicaciones que no sean de confianza o que no se usan con frecuencia.
Errores en la navegación
Cuando el usuario no sabe moverse en la interfaz significa que no es claro dónde está cada cosa ni cómo llegar a donde sea. Esto genera frustración y aumenta la probabilidad de abandono del sistema.
Algunos errores comunes en la navegación incluyen: enlaces rotos, redireccionamientos erróneos y flujos de navegación complicados.
Una navegación confusa puede llevar a los usuarios a hacer clic en enlaces falsos o descargar archivos maliciosos que permitan a los hackers acceder a la información sensible.
Si la interfaz de usuario que utiliza tu empresa presenta este inconveniente, estas son algunas de las prácticas que pueden tomar:
- Si un enlace lleva a una página inesperada no ingresen ninguna información personal.
- Antes de hacer clic en un enlace, asegúrense de que la URL sea correcta y corresponda al sitio web que esperan visitar.
- Si un error de navegación les lleva a una página que ofrece descargas, eviten hacer clic en ellos.
- Utilicen un bloqueador de anuncios que evite sitios web fraudulentos.
Texto poco comunicativo
Cuando un texto dentro de la interfaz de usuario no comunica correctamente, está escrito con terminologías distintas para conceptos iguales, contiene errores de ortografía, redacción o gramática, es probable que la UI deje de ser clara.
Por ello se necesitan estándares de la industria para conceptos comunes, un lenguaje simple, textos contextuales y consistencia entre los estándares visuales y de redacción.
Un texto lleno de errores o inconsistencias puede generar desconfianza en el usuario hacia el sistema, lo que puede llevarlo a buscar soluciones alternativas, posiblemente menos seguras o a que no puedan reconocer amenazas cibernéticas como intentos de malware.
Los usuarios que se enfrenten a este tipo de desafíos deben:
- Buscar información adicional sobre términos o frases que no entiendan.
- Desconfiar de mensajes ambiguos.
- Informar sobre los errores al equipo de desarrollo para que los corrijan.
- Si una interfaz es demasiado difícil de entender, las empresas pueden buscar alternativas que sean más claras y concisas.
Estructura confusa
Una estructura confusa dificulta la localización de elementos clave y genera frustración.
Cuando todos los elementos tienen el mismo peso visual, los usuarios no saben qué es prioritario y si los elementos están colocados de forma aleatoria o sin un patrón lógico afecta a la comprensión.
La jerarquía visual de la información es imprescindible para que los usuarios no pasen por alto ningún aspecto y tengan una organización de niveles para apreciar cada sección.
Una estructura visual caótica puede distraer al usuario y hacer que preste menos atención a los detalles de seguridad, como las barras de direcciones o los mensajes de advertencia.
Los atacantes a menudo crean sitios web falsos que imitan el diseño de sitios web legítimos para engañar a los usuarios. Una estructura confusa puede hacer que sea más difícil para los usuarios detectar estas falsificaciones.
Ante esto, las empresas pueden mitigar el impacto a través de:
- Intentar identificar patrones en la disposición de los elementos para entender la lógica detrás de la estructura.
- Contactar a soporte técnico para obtener información sobre su interfaz confusa.
- Desconfiar de los elementos que no encajan.
- Mantener una revisión y actualización constante de la interfaz para adaptarse a las necesidades cambiantes de los usuarios.
Mejores prácticas para minimizar los riesgos de seguridad de la interfaz de usuario
Navegación segura
Para navegar de manera segura a través de una interfaz de usuario hay distintas prácticas que pueden adoptarse para minimizar los riesgos de caer en ingeniería social.
Cuando recibes una comunicación que contiene un enlace o estás navegando en la red explorando diferentes páginas, resulta esencial evitar hacer clic en enlaces de los cuales desconoces el origen, aquellos que su dirección resulte sospechosa o que no inicien con HTTPS (ya que la “s” indica una conexión segura).
Es recomendable, también, que los navegadores cuenten con indicadores de seguridad visibles, como íconos de candado o certificación SSL, que garanticen que el sitio web es legítimo y no uno falso diseñado para engañar a los usuarios.
Adicionalmente la instalación de bloqueadores de anuncios y la función de modo incógnito en la navegación, reducen el seguimiento en línea y ayudan a evitar que se guarde el historial de navegación y cookies.
Protección de privacidad
Tanto durante el tránsito de información como en su reposo, debe asegurarse que los datos sensibles estén cifrados y cuenten con limitaciones de acceso.
Implementar botones o menús que solo aparezcan para usuarios con los permisos adecuados, evitará la confusión y garantizará que los datos no sean accesibles para quienes no deberían tener acceso.
Una UI con colores e iconos que indiquen el estado de la seguridad de la información, ayuda a los usuarios a identificar cuándo están interactuando de manera segura.
Autenticación robusta
El uso de contraseñas fuertes, únicas y difíciles de adivinar, debe estar respaldado por una política empresarial de creación de contraseñas empresariales y complementarse con la autenticación multifactorial (MFA), que ofrece una capa adicional de seguridad que verifica la identidad del usuario.
La UI tiene que incluir herramientas que guíen a los usuarios en la creación de contraseñas fuertes. Esto puede incluir medidores de fuerza de contraseña que muestren visualmente si la contraseña es adecuada o no, de acuerdo a su longitud, uso de caracteres especiales, etc.
Además, debe facilitar la implementación de la MFA, mostrando claramente los pasos que el usuario debe seguir para completar el proceso de inicio de sesión, incluyendo, por ejemplo, botones para recibir códigos por SMS.
Reconocimiento de ataques
Uno de los ataques más peligrosos, por su implementación engañosa y convincente, es el clickjacking, que consiste en un sitio malicioso que empaqueta a un sitio legítimo dentro de un marco invisible, e incentiva a que los usuarios confíen y realicen acciones de riesgo.
Para lidiar con él las empresas pueden implementar el encabezado HTTP X-Frame-Options, una medida de seguridad que indica a los navegadores si está permitido incrustar una página en un iframe, si no lo está, el navegador bloquea la carga.
Asimismo, para reconocer y evitar ataques de phishing, la UI puede integrar notificaciones proactivas que alerten a los usuarios sobre actividades sospechosas.
Pruebas de monitoreo continuos
Realizar auditorías de seguridad en el código y pruebas de penetración para identificar y corregir vulnerabilidades de manera regular, otorgará a los sistemas la capacidad de detección y respuesta rápida ante actividades sospechosas.
Implementar un registro de actividades accesible desde la UI permite a los usuarios revisar acciones recientes en el sistema, les ayuda a identificar posibles amenazas.
Cumplimiento normativo
Los estándares de ciberseguridad como el ISO 27001, PCI DSS y GDPR garantizan que la interfaz sea segura y transparente.
La ISO 27001 proporciona un marco para establecer, implementar, mantener y mejorar la gestión de la seguridad de la información. En la UI esto se traduce en un diseño que protege la información sensible mediante controles de acceso, cifrado y monitoreo continuo.
La PCI DSS es un estándar crucial para cualquier empresa que maneje información de tarjetas de crédito. Las interfaces deben estar diseñadas para cumplir con requisitos como el cifrado de datos de tarjetas y la autenticación de usuarios, para garantizar que las transacciones sean seguras.
Utilizando elementos como campos de entrada protegidos y validaciones en tiempo real pueden prevenirse fraudes y errores.
Por último GDPR (Reglamento General de Protección de Datos) establece que las interfaces deben ser claras y comprensibles, informando a los usuarios sobre cómo se recopilan, almacenan y utilizan sus datos.
La UI debe permitir a los usuarios dar su consentimiento de manera explícita y proporcionar opciones para gestionar sus preferencias de privacidad, asegurando que tengan control sobre su información personal.
Si tu empresa adquiere un servicio que incluya interfaz, pon atención en que cumplan con estas normas para asegurar que tus operaciones dentro de su UI estén seguras.
La interfaz de usuario es un componente vital en la seguridad cibernética que debe garantizar que los usuarios puedan interactuar de forma segura con los sistemas, minimizando riesgos y fomentando buenas prácticas.
Al priorizar su eficiencia, las empresas pueden ofrecer a sus usuarios una experiencia segura que inspire confianza y proteja la información más valiosa.