La arquitectura cliente-servidor es una estructura diseñada para separar las tareas y recursos del cliente. En este esquema, el servidor asume la responsabilidad de ejecutar funciones y proporcionar servicios al cliente, mientras que este último se limita a proyectar y utilizar los recursos compartidos por el servidor. El modelo permite que un servidor, con amplia capacidad, pueda distribuir las aplicaciones y los datos hacia diferentes clientes, y así evita que el cliente tenga que emplear recursos para los que, por su almacenamiento, no está capacitado para efectuar.
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