La palabra clúster hace referencia a un conjunto interconectado de servidores que operan coordinadamente y funcionan como una única entidad. El propósito fundamental de un clúster es distribuir las cargas de trabajo y garantizar la redundancia (tolerancia a fallos) a través de la mejora de la eficiencia y la disponibilidad. Cada servidor dentro del clúster contribuye con recursos computacionales y de almacenamiento, permitiendo que aplicaciones y servicios se ejecuten en paralelo y compartan la carga de procesamiento. La configuración de clústeres es común en entornos de alto rendimiento y aplicaciones que requieren alta disponibilidad, como sitios web de tráfico intenso, aplicaciones empresariales críticas y tareas de cálculo intensivo, ya que un clúster puede proporcionar mayor capacidad de cómputo y tolerancia a fallos.
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