En Telecomunicaciones, la fluctuación o jitter es un factor determinante a la hora de disfrutar de una conexión a Internet óptima. Se trata de la variación que existe en el envío y recepción de paquetes, lo que supone una interrupción en el proceso de transporte de datos.
El jitter es una consecuencia de la congestión de la red, la desviación temporal y los cambios de ruta, y puede afectar actividades como videollamadas, navegación por la web, subir contenido a redes sociales o jugar en línea.
Si la fluctuación es demasiado elevada, el equipo no dispondrá de las herramientas necesarias para conectarse a Internet en buenas condiciones.